top of page

La Carboxiterapia: El secreto efectivo contra la celulitis, la grasa localizada y el envejecimiento facial


Carboxiterapia corporal

No hay monstruo más democrático —y más incomprendido— que la celulitis. No distingue entre clases sociales, ni respeta horas de gimnasio. Convive con la dieta como el gato con el ratón. Y, sin embargo, seguimos intentando domesticarla. Lo mismo ocurre con la grasa localizada, ese rebelde sin causa que se instala en nuestros flancos como si hubiera pagado alquiler. ¿Y qué decir del rostro, ese espejo que no perdona los años, ni las preocupaciones?


En esta cruzada estética, la carboxiterapia ha irrumpido con la elegancia de quien no hace ruido, pero lo cambia todo. Un tratamiento que, en lugar de bisturí o milagros embotellados, apuesta por el dióxido de carbono. Sí, ese gas que exhalamos al suspirar o correr por las escaleras, resulta que también sirve para embellecer. Ironías de la ciencia.


¿Cómo es posible que algo tan invisible como el CO₂ tenga tanto poder?


Oxigenación de los tejidos

La lógica es más biológica que mágica: al inyectar CO₂ bajo la piel, el cuerpo se alarma. “¡Falta oxígeno!”, grita, como si se tratara de un incendio invisible. En respuesta, aumenta el flujo sanguíneo, mejora la oxigenación de los tejidos y estimula la producción de colágeno. El resultado: piel más firme, menos grasa, y una apariencia que se aleja, aunque sea unos centímetros, del paso implacable del tiempo.

La carboxiterapia no remodela el cuerpo como lo haría un escultor obsesivo, pero sí le da al organismo herramientas para regenerarse. Actúa como ese profesor que no da las respuestas, pero te obliga a pensar mejor.


De las termas francesas al consultorio moderno


La carboxiterapia no es un invento de laboratorio reciente. La historia de la carboxiterapia empieza en las termas de Royat, en Francia, allá por los años 30. Médicos que sumergían a sus pacientes en aguas carbonatadas observaron mejoras en su circulación. Lo que comenzó como un baño terapéutico terminó, décadas después, en agujas delicadas que inyectan CO₂ con precisión suiza.


Hoy, con aparatos modernos y protocolos casi personalizados, este tratamiento ha evolucionado más que ciertas teorías económicas. Y a diferencia de muchas promesas de la industria de la belleza, su eficacia no depende del optimismo del cliente, sino de reacciones fisiológicas medibles.


El drama estético del siglo XXI: celulitis, grasa y arrugas


Mejora de la circulación

Nadie ha muerto por celulitis, es cierto. Pero tampoco nadie ha muerto por llevar un mal corte de pelo, y, aun así, lo evitamos con fervor. La carboxiterapia mejora la microcirculación, reduce la retención de líquidos, estimula la lipólisis y genera colágeno. En otras palabras: ataca el problema desde el centro de la trama, no desde los bordes.


¿Grasa localizada? Esa obstinada heredera de las cenas tardías y los genes caprichosos encuentra en la carboxiterapia una respuesta sin cirugía ni postoperatorios dramáticos. Y en el rostro, donde el cansancio, el estrés y los cumpleaños se dibujan sin piedad, el CO₂ suaviza, reafirma y devuelve ese brillo que antes venía gratis.


Un tratamiento más sensato que espectacular


No esperes fuegos artificiales. Cada sesión dura poco, se tolera bien y no requiere tiempo de recuperación. Las molestias son mínimas: una ligera presión, un pequeño enrojecimiento... como cuando alguien dice “tenemos que hablar”. Pero los efectos, aunque progresivos, son profundos. Piel más elástica, contornos más definidos, y esa sensación casi olvidada de gustarse sin filtros.


¿Es mejor que otros tratamientos?


Depende. No es tan inmediato como la toxina botulínica, ni tan agresivo como la liposucción. Pero tiene una ventaja difícil de ignorar: trabaja con el cuerpo, no contra él. Mientras otros procedimientos imponen un resultado externo, la carboxiterapia estimula procesos internos. No es maquillaje, es fisiología. Y eso, a largo plazo, suele ser más sostenible.


Y al final… ¿Vale la pena?


La carboxiterapia no es la fuente de la juventud, pero se le parece más que cualquier app de retoque facial. Es una invitación a cuidar la piel desde adentro, a desafiar la entropía sin necesidad de bisturí. Y, quizás lo más importante, a sentirse un poco más cómoda en el cuerpo que habitamos.


Porque al final, la belleza no es perfección. Es congruencia entre lo que somos, lo que sentimos y lo que vemos. Y si un poco de CO₂ ayuda a lograr eso… pues entonces, sea bienvenida.



Belleza interior que se refleja en el exterior



Comentários


Não é mais possível comentar esta publicação. Contate o proprietário do site para mais informações.

DRA. RUTH DE SAJA ALONSO / DE SAJA MEDICINA ESTÉTICA

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de La Laguna, Tenerife. Col.-4425  SC de Tenerife

Centro acreditado con el Número 7686 en el Registro de Centros, Servicios y Establecimientos Sanitarios del Servicio Canario de la Salud

seme2.png
logoacame1x.png
asmedestclmc.png
hidrologia.jpg
202602 (1).png
bottom of page